jueves, 28 de febrero de 2013

Italia y el Sacro Imperio

A comienzos del siglo XIII, Asia seguía siendo el continente más poblado, Europa era un continente rural en el que el 70% de la población vivía y trabajaba en el campo. Las tasas de natalidad y mortalidad se mantenían altas (40% y 30% respectivamente).

La civilización europea se fundamenta por la familia monógama, basada en la herencia y propiedad privada, la mujer depende del hombre, la sociedad se basaba en un criterio de desigualdad, la igualdad era considerada una aberración. Los hombres son libres, a pesar de haber esclavos, estos son considerados como artículos de lujo, y aunque no viven mal dependen completamente de su señor.
A partir de mediados del siglo XIII las tasas de urbanización aumentan y se produce un crecimiento en las ciudades.

La religión, de obligado cumplimiento, marca la vida y el ritmo vital de la sociedad. La iglesia es la institución con más poder y jurisdicción, además tiene una influencia unificadora con el Estado, rebelarse contra el rey es pecado, oponerse al rey es oponerse a la religión. Es una sociedad sacralizada, en la que la religión lo abarca todo.

La pobreza generalizada dio lugar a la inseguridad ciudadana, la gente vivía en casa inhóspitas y frías, no había luz en las calles, no había ni conocimiento ni formas de comunicación. Era un mundo oscuro en el que abundaban las enfermedades, el analfabetismo, y en el que la enseñanza quedaba en manos de la iglesia.

Sacro Imperio Romano Germánico

El Sacro Imperio Romano Germánico era un heterogéneo conjunto de territorios rivales, con fuertes contrastes entre ellos. Sigue vigente la figura de emperador, este era elegido por la Dieta, el parlamento del imperio compuesto por siete electores, y en el que se aprobaban subsidios y leyes.
Maximiliano I

El imperio va perdiendo su sentido unitario, y se produce un progresivo crecimiento de los poderes frente al emperador que culmina con la reforma protestante de Martín Lutero en 1517.