Los tratados de Utrecht y Rastatt supusieron para España el reconocimiento de Felipe V como rey y la desmembración territorial, con solo 17 años, Felipe de Anjou heredó el imperio más extenso de la tierra.
Felipe V introdujo las primeras reformas en la administración central, en 1705 dividió en dos la antigua Secretaria del Despacho Universal, creando una secretaría de Guerra y Hacienda y dejando en una segunda secretaría las restantes competencias.
Los Decretos de Nueva Planta establecieron la centralización administrativa, en 1707 se abolieron los fueros de Aragón y de Valencia sometiendoles al modelo y forma de gobierno que había tenido Castilla. Las reformas se ampliaron a Cataluña y Mallorca en 1517.
La creación de los intendentes fue el elemento principal del intervencionismo borbónico en la administración territorial, en tiempos de guerra se les encargó el control de las finanzas reales y impulsaron la riqueza general mediante todo tipo de iniciativas.
Los pactos de familia arrastraron a Felipe V a constantes guerras, su alianza con Francia le llevaría a la guerra de sucesión de Polonia en 1734 que acabaría cuatro años más tarde con el Tratado de Viena, el segundo pacto de familia le arrastró a la guerra de sucesión austriaca.
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